El tobogán es hoy en día una de las atracciones más populares entre los niños, esa pieza indispensable en todo parque infantil a la que desde muy pequeños nos lanzamos con o sin miedo. Un lugar que es familiar para todos y que con su evolución ha llegado a ser una atracción de culto por sus grandes dimensiones y la capacidad de soltar adrenalina que algunos pueden llegar a tener. Sin embargo, esta diversión que igual encontramos en una plaza en la calle que un parque acuático como Aqualandia, tiene un origen y una evolución que seguro os sorprenderán.
Para trabajar y no para jugar, así es como empezó el tobogán. En sus orígenes las construcciones que hoy conocemos como toboganes fueron creadas para ayudar en el trabajo de construcción de lugares como los acueductos. Civilizaciones antiguas como la egipcia o sobre todo la romana, que eran grandes constructores, fueron quienes idearon la rampa que ahora conocemos como tobogán.
Los toboganes antiguos, creados en piedra o madera, servían para que se desplazaran los obreros que trabajan en las construcciones con altura. Los constructores se movían desde su lugar de trabajo en el punto más alto del acueducto hasta la zona baja por una rampa, o sea por un tobogán. Era una forma rápida y sencilla de moverse. Además se utilizaban estos toboganes para transportar agua de un lugar a otro. Esa función, sería en parte el inicio del tobogán en los parques acuáticos.
Muchos siglos pasaron desde esos toboganes antiguos hasta los toboganes de ocio que hoy conocemos. Sería un inventor estadounidense el que vería en el deslizarse por una rampa con agua como una nueva oportunidad. Herbert Selner sería el inventor del tobogán como hoy lo conocemos, lo llamó Water-Tobogan-Slide, y lo instaló en la ciudad de Minnesota junto a un lago. Así esta construcción en madera, a la que la gente se subía con una especia de trineo para desembocar en un lago, fue el inicio del tobogán como forma de diversión.
La evolución de esta tracción ha sido muy grande y actualmente se construyen toboganes en diferentes materiales como el metal o el plástico. Su forma también ha variado, pues podemos encontrar toboganes abiertos o cubiertos, rectos o en curva y de una o varias pendientes.
Los niños suelen jugar con los modelos abiertos construidos en plásticos u otros polímeros que desembocan en un parque de tierra o arena. Los vemos en todas partes, incluso en casas particulares… Luego están los tradicionales toboganes en piscinas o en plataformas en el mar, que también podemos ver a menudo.
Pero la evolución más increíble y la que ha hecho que los toboganes se hayan convertido en una atracción de culto para los amantes de la adrenalina es su uso en los parques acuáticos, como en Aqualandia. El sencillo mecanismo del tobogán, unido al ingenio, la tecnología y la seguridad han dado como resultado horas y horas de diversión y suelta de adrenalina para los amantes de la velocidad, el agua y el ocio.
Toboganes largos, cómodos y que te hacen alcanzar grandes velocidades en equipo en los que te tiras tumbado como las populares pistas blandas. Curvas infinitas a grandes alturas o no tan grandes como nuestro zig-zag y el mini zig–zag de los más pequeños. Toboganes que comienza desde muy alto, cubiertos y al aire, con grandes pendientes o diferentes inclinaciones en el mismo recorrido. En azul, verde, blanco, rojo o amarillo así son nuestro Splash y Big-Bang. Y para los más atrevidos, la estrella de los toboganes de Aqualandia, eso sí, no apta para los que no soportan las alturas. Verti-Go, el tobogán más alto de Europa con 33 metros de altura y una velocidad de caída de más de 100 km / hora. Una aventura muy alejada de aquellos toboganes que transportaban agua a otros lugares, una experiencia única que en unos meses podrás volver a disfrutar en Aqualandia.